Los niños son puros, sensibles, inocentes; aún no han sido contaminados con los problemas y situaciones que atraviesan los adultos. Su habilidad para aceptar las cosas tal como las ven los hace especialmente capaces de reconocer a los Ángeles. En este libro, Silvia Abalsamo relata ese otro mundo celestial que está presente, de manera constante, en cada etapa de la vida. Nos cuenta cómo podemos encontrar señales y mensajes en los detalles más simples. Nos da a conocer sus nombres y virtudes para poder convocarlos cuando los necesitemos y nos regala, al final del libro, una serie de cartas con mensajes para que aprendamos a escuchar a nuestros guías espirituales de la vida.
