Nia Imani está fuera del espacio y del tiempo. Décadas de viajes interestelares se condensan en unos pocos meses para ella, pero para todas las personas que ha conocido los años han seguido transcurriendo de manera inexorable. Imani, capitana de una nave de transporte contratada por Umbrai, solo vive para el trabajo hasta el día en que conoce a un misterioso niño que ha caído del cielo. El chico está traumatizado por su pasado y vive atormentado por el presente, ya que es uno de los pocos seres humanos que han nacido con el don del Salto, la capacidad para viajar instantáneamente entre dos puntos cualesquiera del espacio. Esta capacidad amenaza el control que empresas como Umbrai ejercen sobre los mundos habitados. Fumiko Nakajima, la extraordinaria científica que ha diseñado las estaciones inspiradas en aves que Umbrai emplea para controlar vastas secciones del espacio, lleva mil años buscando a alguien como él. Juntas, Imani y Nakajima intentarán proteger al chico en un viaje que se prolongará durante décadas y los llevará hasta los confines del espacio habitado, a varios años luz de distancia, donde no se aplican las leyes de la civilización. Y mientras dure esa aventura solo podrán confiar la una en la otra