Autor: <strong>Lama Lhanang Rinpoche</strong>
Año edición: <strong>2025</strong>
Editorial: <strong>Diana</strong>
ISBN: <strong>9789566122876</strong>
Páginas: <strong>160</strong>
Dimensión: <strong>21 × 15 cm </strong>
Tapa: <strong>Rústica con solapas</strong>
Edad Sugerida: <strong>+16</strong>
<strong>Un texto clásico y muy relevante del Budismo Tibetano en una versión accesible para todos los lectores.</strong>
Con incontables ediciones a lo largo de los siglos, El libro tibetano de los muertos ha intrigado a millones de lectores interesados en el enfoque budista tibetano acerca del final de la vida. En un mundo que a menudo ignora la muerte y trata de esconderla u obviarla, los budistas tibetanos la contemplan como el último de una serie de incontables finales en la vida. Y tras cada final aparece un nuevo principio. El libro tibetano de los muertos para principiantes introduce a los lectores en este profundo conocimiento para ayudarnos a vivir con más alegría y a aproximarnos a la muerte, y a la vida, con más paz. El Lama Lhanang Rinpoche, nacido y criado en el Tíbet, aunque ahora enseña en Estados Unidos y en todo el mundo, junto con el profesor de meditación Mordy Levine, comparte enseñanzas inspiradas en El libro tibetano de los muertos de forma accesible e introductoria. Ambos maestros nos dejan claro desde el principio que vivimos tal y como morimos.
Esta obra explora conceptos complejos como el karma, la impermanencia, los bardos o los estados intermedios y qué sucede después… y contiene prácticas accesibles para cultivar la sabiduría y la compasión a lo largo del camino. Con empatía y un estilo muy cálido y amable, el Lama Lhanang y Mordy Levine ofrecen apoyo a los lectores que se enfrentan con su propia mortalidad y también a los que están cuidando de una persona que está cerca de la muerte. El libro cuenta con un capítulo especial para aquellos que han perdido a seres queridos, con consejos y ejercicios para superar el duelo y encontrar la paz. En definitiva, un libro que nos ayuda a cultivar el coraje necesario para abrazar lo desconocido, no solo al final de nuestros días sino cada día.