Esta sensual y atrevida primera novela de Loo Hui Phang, que combina la delicadeza del estilo con la agudeza de la mirada, designa la transgresión de las profecías familiares como una necesidad vital y
revela el cuerpo como único territorio real de libertad. La narradora y protagonista se nos presenta con una voz instintiva: observa, siente, agarra, invita, da, disfruta. Fotógrafa, vive intensamente, en la urgencia de sus proyectos, de sus sueños, de sus anhelos. Cuando su abuela materna muere en Laos, de donde nuestra protagonista emigró siendo todavía una niña, emprende un viaje de vuelta a Savannakhet, al igual que su madre y su hermano. Allí, ella es una extranjera. No tanto en apariencia como íntimamente: crecer en Francia le permitió una independencia, una libertad, que hubiera sido inconcebible para una vietnamita de Laos. ¿Puede su hermano mayor, destrozado por el exilio, entender esto? En la casa natal, los objetos tienen memoria, el abuelo deja fluir sus recuerdos, la historia familiar se revela poco a poco. Inmersa en un pasado que no es el suyo, y que sin embargo le pertenece, la joven
vuelve a aprender lo que es, comprende de dónde viene y las diferentes pasiones que trabajan en ella, que la impulsan.