La tranquilidad del mar es alterada por un tiro de cañón. De inmediato, el grito de abordaje resuena en el aire y decenas de piratas caen sobre el barco mercante. La orden del capitán: saquear sin derramar sangre. Todo termina, el botín ha sido reunido y los prisioneros liberados. El tigre de la Malasia ha rugido una vez más, la leyenda de Sandokán sigue navegando entre las olas.